El Pontificado Romano, además de ser una eterna fábrica de divinidades
falsas, asegura saber cosas que científicamente son imposibles de demostrar.
Desde el siglo XV la Iglesia asegura que santa Ana quedó embarazada un 8 de
diciembre, de cuyo embarazo surgió el nacimiento de María, la supuesta madre
del dios de los cristianos, por lo cual santa Ana y san Joaquín, su esposo,
resultan ser los abuelos maternos de Cristo, pero no fueron los primeros santos
canonizados por la Iglesia, y casi no se menciona a los abuelos paternos de
Cristo.
Según la Iglesia, el embarazo de la supuesta abuela de Cristo ocurrió
un 8 de diciembre, ni un día mas ni un día menos, y María nació el 8 de
septiembre del año siguiente. Aunque predica que Dios embarazó a María en un
lugar selvático, no dice el día de concepción, añade que el hijo de Dios nació
el 25 de diciembre, fecha en la que, desde varios siglos antes de Cristo, con
mucho entusiasmo gran parte de la humanidad celebraba el inicio del solisticio
de verano y que, por estrategia económica y política, fue tomada por la
Monarquía Eclesiástica Romana como fecha de nacimiento del dios de los
cristianos.
La Iglesia predica que Cristo está en el Cielo, pero, científicamente
el Cielo no existe. La Iglesia canonizó a la monja Madre Teresa de Calcuta,
pero está demostrado que el nombre de dicha monja era Anjezë Gonxhe
Bojaxhiu; que no era de Calcuta India; que en vez de asiática era de un
pueblito europeo ubicado en Albania, y que jamás parió un hijo y que por lo
tanto no era Madre.
Sin lugar a dudas, la mal llamada Madre Teresa fue una mujer bandida y
oportunista, como lo han sido gran parte de los monarcas del Vaticano. A
quienes deseen saber la increíble historia de perversidades de esta santa y de
la Iglesia Pontificia, les recomiendo leer el libro titulado PATO MUERTO.
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