Pocas personas saben que la Humanidad está en un proceso cultural para
convertirse en una especie interplanetaria. Ya hay gente en varios planetas,
incluso, en algunos están construyendo centros de reclusión extraterrestres
para delincuentes humanos, para llevar a estos a delincuentes de la talla de
Putin, el dictador de de Corea del Norte y a todos los gobernantes delincuentes
y/o criminales del mundo. Con ayuda extraterrestre, dichos personajes serán
abducidos y llevados a esas prisiones.
Uno de los requisitos para que la humanidad se convierta en especie
interplanetaria es que todos los países de la Tierra sean democráticos y debemos
establecer y posesionar un Director General de la Humanidad, en cuya elección
todos los países podrán tener candidato y el voto será obligatorio; de una
elección entre los 2 candidatos con mayor votación saldrá el Director de la
Humanidad, quien será el jefe de todos los gobernantes del mundo y cuya función
será hacer que éstos cumplan con la Constitución o, en caso de faltas graves,
destituirlos y hacer que se realicen nuevas elecciones.
El libro PATO MUERTO es una obra que expone la necesidad de un Director
de la Humanidad y plantea cómo sería este asunto. A continuación pueden leer el
capítulo 13, titulado EL GLOBALISTA, cuyo contenido deja claro que, en la
pratica, todas las organizaciones que defienden los derechos humanos son inútiles
y que no hay nada ni nadie que pueda castigar o impedir que criminales como
Putin hagan lo que les dé la gana.
CAPÍTULO 13, ACTUACIÓN DEL
GLOBALISTA
El mandracu que salió al escenario es el más joven de los participantes
en este congreso. Es un hombre de apariencia fina que habla pausado y con una
voz que envidiaría cualquier locutor. Su actuación fue así:
Gracias señoras y señores mandracus. Mi alias es el Galáctico y fui
elegido a este congreso por mis labores en favor de la Globalización Humana, es
decir, por la variedad de cosas que he aportado en ese sentido y porque estoy
seguro que de la Globalización Humana depende el futuro de la Humanidad. Creo
que la Globalización es algo mucho mejor de lo que se dice, pero tenemos que
prepararnos para afrontar ese nuevo modo de vida. Y debe quedar claro que no se
trata de establecer una dictadura o monarquía mundial, pues, por favorecer a
unos pocos, ese proyecto ha fracasado varias veces. La Globalización Humana
debe hacerse de manera concertada, mediante normas democráticas y por periodos
fijos, es decir, el Jefe o Director de la Humanidad debe ser elegido
democráticamente por los gobernantes de todos los países del mundo, para que
dirija la Humanidad por un periodo legalmente establecido.
Debido a que para poder corregir varios males crónicos es indispensable
acabar con los gobiernos tendenciosos, el primer paso que debe darse para que
funcione bien la Globalización Humana, es enseñarle a la Humanidad a crear
países con gobiernos incluyentes y con leyes igualitarias. Y, para que la
Globalización sea benéfica, ningún gobierno podrá tener ni aplicar tendencias
racistas, religiosas, nacionalistas ni de ningún apego tendencioso; los
gobiernos de todos los Estados del mundo deben ser justos, democráticos e
iguales para todos, y de la misma forma debe actuar la justicia en todo el
Orbe.
Uno de los cambios más importantes que surgirá con la Globalización
Humana es el que tiene que ver con la función, capacidad y calidad humana de
los políticos. En la actualidad, en casi todos los países del mundo, todo el
que quiera puede ejercer de político, pero, para el gran cambio que se acerca,
a esa profesión hay que ponerle orden en el sentido de que, en vez de ladrones
y/o títeres de los imperios económicos como lo son en la actualidad casi todos
los políticos, los servidores públicos sean auténticos dirigentes humanos,
capacitados para esas labores, honestos y poseedores de ideas que generen obras
benéficas para el público en general.
Y sirve aclarar que la Globalización Humana tiene propósitos más
importantes que la mundialización comercial e industrial, y que de ninguna
manera tendrá la intención de que la oligarquía esclavice a la población pobre,
como, por ejemplo, al estilo del imperialismo estadounidense; al contrario, una
de las funciones del Director de la Humanidad será evitar ese flagelo, y
también evitará o les pondrá fin a los conflictos y a las guerras internas y
externas que tanto daño le están causando a las poblaciones involucradas en
contiendas fratricidas e inútiles.
La cultura humana está cambiando el modo de entender y de hacer las
cosas; creo que en un futuro no muy lejano la Globalización provocará que, en
todos los países del mundo, cualquier acción o actitud para provocar guerra sea
un delito de lesa humanidad y que quienes cometan tal delito, igual que quienes
cometan asesinato o delitos graves, deberán ser científicamente corregidos, es
decir, las cárceles se convertirán en cosas del pasado, y los delincuentes
serán corregidos y adecuados científicamente, en ningún caso sin que haya
limitaciones; por ejemplo, por medios científicos será legal convertir en bobo
a un líder guerrerista o a cualquier criminal de talla mayor. El asunto debe
ser que, ya ‘curados’, a los exdelincuentes les tocará trabajar para poder
vivir, y, de ser así las cosas, los gobiernos serán responsables de crear
oportunidades de trabajo para estas personas, pero no tendrán que cuidar ni que
alimentar prisioneros, como ocurre en la actualidad.
Son muchas las dificultades que tendrá que afrontar la Globalización
Humana, y una de estas es la tarea de acabar con la concentración de riquezas
en pocas personas, un modo de monopolio injusto en cuyo arreglo he trabajado
varios años y para el que tengo una solución que beneficiaría tanto a los
empresarios como a sus empleados. Hay que admitir que la causa principal de la
concentración de riquezas en pocas personas se debe a que en ningún país existe
la obligación de repartir equitativamente las utilidades de las empresas. Por
lo general, las multinacionales obtienen ganancias enormes, pero dichas
utilidades benefician sólo a unos pocos magnates, es decir, a unos pocos y muy
poderosos oligarcas que cada vez son más ricos, mientras los trabajadores, que
son los que más trabajan para que se obtengan utilidades, cada día ganan menos
o les alcanzan menos sus sueldos, y, en resumidas cuentas, cada día son más
pobres.
La solución que he planteado en lo que tiene que ver con la
concentración de riquezas es benéfica y sencilla: Propongo que anualmente se
establezca una utilidad razonable máxima a los empresarios y que el resto de
las ganancias de cada empresa sea repartido, en proporción a los sueldos, entre
los empleados de cada entidad. Con la aplicación de ese formato, los empleados
estarían estimulados en la producción de utilidades y al fin de cuentas se
beneficiarían tanto los empresarios como sus trabajadores, y disminuirían la
pobreza y la acumulación de riquezas en pocas personas.
El nuevo Orden Mundial deberá establecer un sueldo humano universal, es
decir, por la escasez de empleo que generará la tecnología, de los impuestos a
las utilidades de los emporios económicos habrá que asignarle una mesada de
supervivencia a los desempleados. Y habrá que determinar un rumbo humano
unificado, para que toda la Humanidad actúe con un mismo propósito, lo cual
hace indispensable establecer una Constitución Universal Humana en la que se
fijen los derechos y las obligaciones de las personas, un paso que a simple
vista parece sencillo, pero que puede ser uno de los más difíciles de resolver,
porque se enfrenta con atropellos y vicios humanos que llevan siglos de estar
en marcha, de los cuales y de sus condiciones actuales voy a referirme más
adelante.
Duélale a quien le duela, lo cierto es que la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) y todas las demás organizaciones de defensas de derechos
humanos y de solución de conflictos bélicos, en dichas labores son
absolutamente inútiles. Y si sirven para algo en ese sentido, cómo justifican
esas organizaciones que el dictador Omar al-Bashir, quien tomó el mando del
gobierno de Sudan en un sangriento golpe de Estado en 1989 y quien está acusado
por la Corte Penal Internacional de crímenes de guerra y por genocidio, siga
siendo jefe de Estado y delinquiendo como si nada. Durante su mandato, Sudan ha
estado envuelto en una serie de guerras civiles que han dejado más de 400.000
muertos y más de 2,5 millones de refugiados, pero nadie ha impedido que
al-Bashir delinca y siga delinquiendo con absoluta impunidad. Los nuba, una
etnia de esa nación, han sido masacrados con barriles bomba y ninguna
organización internacional le ha dado importancia a ese genocidio, y la verdad
es que la Humanidad no cuenta con mecanismos que permitan hacer justicia en
contra de los dictadores delincuentes, siendo al-Bashir sólo uno de los tantos
que hay en el mundo.
Pero en Sudan del sur, que nació de una guerra civil de Sudan y que es
el Estado más joven del mundo, los hechos han sido peores a raíz de la guerra
civil entre la facción dinka, al mando del presidente Salva Kiir, y la etnia
nuer que dirige Riek Machar. Los datos de las Naciones Unidas aseguran que en
las dos primeras guerras hubo alrededor de dos y medio millones de muertos y
casi cinco millones de desplazados, pero el conflicto no ha terminado, va de
mal a peor, y para tomar y publicar esa clase de datos es para lo único que ha
servido la ONU. En Sudan del sur, muchos de los ejércitos que actúan en las
masacres y violaciones no cobran sueldo; en vez de militares disciplinados, son
delincuentes adictos o alcohólicos que se sostienen de los robos que hacen en
las ciudades y pueblos que masacran y, ‘por orden de arriba’, están usando la
hambruna como arma de guerra en contra de la población civil, es decir, no hay
Naciones Unidas ni nadie que pueda evitar que dichos matones violen, masacren e
impidan la llegada de comida a la gente civil afectada por el conflicto, cuyo
propósito de ambas partes, una apoyada por intereses chinos y la otra por
Estados Unidos y sus aliados, es que el hambre extermine la población indefensa
de este país, para dichos patrocinadores robar sus riquezas.
Sin lugar a dudas, la guerra de todos contra todos que tiene en ruinas
a Siria y que convirtió en escombros a sus ciudades, especialmente a Damasco y
Alepo, pasará a la Historia como la guerra más vergonzosa de este siglo. Este
conflicto empezó por un grafiti que pintaron unos menores de edad contra el
presidente, Bichar Al Asad, cuya familia está en el Poder desde 1971. Y el
arresto de dichos menores, entre los que había niños, fue la chispa que prendió
la mecha de la revuelta popular, iniciada con manifestaciones populares
pacíficas, contra la pobreza, la corrupción, las violaciones de derechos
humanos, y en las que exigían prosperidad, democracia y libertades civiles,
pero poco a poco dichas protestas generaron una guerra civil entre varios
bandos, que, por intereses económicos y/o políticos, luego fue apoyada por
varios países que la convirtieron en un conflicto de todos contra todos, hasta
ahora dando como resultado más de medio millón de muertos y más de diez
millones de desplazados.
Y lo más vergonzoso de esta guerra surge del hecho de que aviones,
helicópteros y tanques de guerra han bombardeado y bombardean por igual
instalaciones enemigas, colegios, universidades, hospitales, fábricas, iglesias
y zonas civiles indefensas que no han participado en dicho conflicto, dando
como resultado que una tercera parte de los muertos eran niños y mujeres, y que
de una u otra manera ha sido afectada más de 80% de la población infantil de
ese país. En suma, una guerra imparable por falta de un Jefe Universal para
detenerla, en la que sin razón ni piedad han matado y matan niños, mujeres y
población indefensa.
En la práctica han sido serviles de intereses particulares todas las
organizaciones internacionales creadas supuestamente para evitar guerras y/o
corregir injusticias. La Organización de las Naciones Unidas, que es la única
de cobertura mundial, no es mas que un nido de burócratas al servicio de los
intereses de las naciones que dominan el mundo; por ejemplo, gran parte de los
habitantes de Siria, aplicando la más cruel de las barbaries, ha sido masacrada
y la ONU se ha limitado a verificar o supervisar los hechos y una que otra vez
a condenarlos, condenas que en la práctica han sido y son absolutamente
inútiles.
La vergonzosa masacre de Siria es una de las fallas que dejan en
evidencia la falta de un Director Mundial de la Humanidad, con autoridad global
y con unas reglas humanas que le exijan que vigile y verifique que ningún
gobierno del mundo sea tendencioso y que todos y cada uno de los gobernantes
respeten y cumplan la Constitución del Estado que dirigen, y que en caso de no
ser así destituya al jefe de Estado que incumpla sus funciones, nombre un
reemplazo provisional y de inmediato convoque a elecciones presidenciales
democráticas y honestas.
El largo y nefasto conflicto que ha causado en Somalia la muerte a más
de 50.000 personas y que ha provocado el desplazamiento de varios cientos de
miles de habitantes, refleja claramente el fatídico comportamiento humano y la
inutilidad de las organizaciones mundiales en la solución de conflictos, lo
cual es una falla que puede presentarse en cualquier país y que debe
corregirse, pero que, por falta de una Globalización Humana en todo el sentido
de la palabra, carecemos de mecanismos que sirvan para corregirlas o evitarlas.
Lo anterior quiere decir que la Humanidad carece de Poder para solucionar las
guerras que hay en curso, tal como está ocurriendo en el país mencionado, cuyas
causas que impiden la solución, que pueden presentarse en cualquier otra nación
en conflicto, voy a explicar de manera resumida.
Mediante las resoluciones 733 y 746, el Consejo de Seguridad de la ONU
decretó la creación de UNOSOM I, una organización de la que surgió la primera
misión internacional para darle a Somalia ayuda humanitaria y colaboración para
que restableciera la paz y el orden interno, luego de haberse disuelto su
gobierno central. Además, mediante la resolución 794, el Consejo de Seguridad
de la ONU aprobó la conformación de una coalición de fuerzas de paz, liderada
por Estados Unidos e Italia, llamada UNITAF, cuyo propósito sería garantizar
que la ayuda humanitaria fuera distribuida en el país y que se restableciera la
paz en Somalia. Las tropas de la ONU iniciaron dichas actividades en 1993 y se
retiraron en marzo de 1995, pero, debido a intereses políticos con fines
económicos de los países involucrados en dicha misión, fue casi nada lo que
hicieron dichas fuerzas militares en los dos años que duraron sus operaciones.
Un informe de observadores críticos al interés de Estados Unidos en
dicha misión, dice que "muy poco tiempo antes de que el presidente pro
norteamericano Mohamed Siad Barre fuera derrocado en 1991, se habían concedido
derechos de exploración petrolera sobre dos tercios del territorio a las
compañías Conoco, Amoco, Chevron y Phillips. Conoco incluso llegó al extremo de
ceder sus oficinas corporativas en Mogadiscio a la embajada de Estados Unidos
unos pocos días antes de que desembarcaran los marines; las oficinas sirvieron
de sede temporal para el primer enviado especial de la administración Bush a la
zona." Siendo así las cosas es fácil deducir cuál era el verdadero
propósito de las operaciones de UNITAF en Somalia, y por obrar con intereses
similares es que casi siempre fracasan las misiones internacionales de paz.
Cabe explicar que la nación que más se involucra en conflictos externos
para apoderarse de recursos y vender armas es Estados Unidos. Pero éste no es
el único país que usa esa maña ni es el Tesoro Nacional de ese país el que se
beneficia con ese juego sucio, ya que esas decisiones son tomadas por un
poderoso grupo de empresarios estadounidenses que en la práctica son los que
gobiernan dicho país y quienes a la vez son los que realmente se benefician con
los despojos y saqueos realizados en los países en conflicto. En el caso de
Somalia, con toda certeza puede asegurarse que más que un gesto puramente
humanitario, los Estados Unidos se involucraron en ese conflicto con la intención
de tomar el control de las concesiones petroleras y no con el propósito de
ayudar a pacificar ese país, convertido ahora en varios Estados
semiindependientes, en los que reinan el saqueo y la corrupción y continúan las
masacres de civiles indefensos, los desplazamientos forzados y se siguen
generando hambrunas y miseria, hechos que benefician a los mercaderes de la muerte
y que no tienen en cuenta ni publican los carteles de medios informativos del
mundo, porque son de propiedad de los empresarios de la muerte.
Se puede dar por seguro que los conflictos y las masacres de personas
indefensas e inocentes van a continuar mientras no haya una autoridad humana
con poder real para resolver los existentes y para evitar que dichos hechos se
sigan presentando, lo cual, para que haya una solución de ese asunto, hace
indispensable la Globalización Humana, guiada democráticamente en una misma
dirección y con un mismo objetivo. En la actualidad, fuera de dictaduras
solapadas como la de Venezuela, en el mundo hay 48 países gobernados por
dictadores que, con total impunidad, cometen masacres y toda clase de delitos,
como, entre otras naciones, ha ocurrido y sigue ocurriendo en Cuba, un país que
lleva más de medio siglo en poder de los hermanos y dictadores, Fidel y Raúl
Castro, ya muerto de vejez el primero, pero sin que el matón y abusador Raúl
haya mostrado deseos de darle paso a un gobierno democrático a su nación.
Cuba es una patria cárcel con
castigos extras y pena de muerte por cualquier cosa. Los cubanos, además de que
no pueden salir de su país, tienen prohibido leer libros, revistas o
periódicos, a menos que hayan sido aprobados por el gobierno o que sean
publicaciones gubernamentales. Y tampoco tienen permitido suscribirse a
publicaciones del exterior ni recibir revistas o libros de visitantes o
turistas extranjeros. Y una situación que puede ser peor a la de los cubanos la
viven los habitantes de Corea del Norte y de Eritrea, otros dos países
cárceles, en los que sus gobernantes, con total impunidad, matan o encarcelan
de por vida a sus oponentes y hacen lo que les da la gana con el resto de sus
nacionales.
Hace poco la ONU publicó un informe en el que demostró evidencias,
según el documento, de "masivas y sistemáticas" violaciones de
derechos humanos en Corea del Norte, datos que consideró como pruebas
suficientes para demandar esos delitos en la Corte Penal Internacional de La
Haya. Con las pruebas que aportaron a ese documento casi cien supervivientes
que lograron escaparse, quedó demostrado que el gobierno norcoreano había cometido
y estaba cometiendo los delitos, según ese informe, de “exterminio, asesinato,
esclavitud, desaparición forzosa, ejecuciones sumarias, torturas, violencia
sexual, abortos forzosos, privación de alimento, desplazamiento forzoso de
poblaciones y persecución por motivos políticos, religiosos, racionales o de
género."
El informe dice que hay retenidos entre 80.000 y 120.000 prisioneros
políticos en cuatro grandes campos de trabajos forzosos. "Hacemos un
llamamiento a la comunidad global para que, con estas pruebas sobre la mesa,
lleve el caso al tribunal de La Haya", dijo entonces el presidente de la
Comisión de Investigación de la ONU en ese país, Michael Kirby, pero, debido a
que Corea del Norte no ha firmado el Estatuto de Roma, ese tribunal no puede iniciar
una investigación, sino que el mecanismo para hacer justicia podría ser un
requerimiento del Consejo de Seguridad de la ONU, lo cual es una opción poco
realista debido al seguro veto de China, que es otra nación en la que, con
total impunidad, sus dirigentes comenten casi los mismos delitos norcoreanos
cuestionados.
Además, en dicho informe es denunciada la situación que afrontan
mujeres y niñas norcoreanas explotadas sexualmente en el extranjero. Explica
que, debido a la miseria, muchas norcoreanas asumen el riesgo de huir a China,
pero algunas son repatriadas a su país y al regresar son sometidas a fuertes
torturas y a largas detenciones. "Las mujeres repatriadas embarazadas son
obligadas a abortar y si tienen hijos, éstos son asesinados", dice el documento.
Un informe de la agencia de noticias surcoreanas, Yonhap, dice que el
dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, luego de acusar por traición a su tío
Jang Song Thaek ordenó su ejecución y la de toda su familia. "Todos los
parientes de Jang han sido ejecutados, niños entre ellos", aseguró la
agencia, lo cual es una moda criminal que ha sido usada desde tiempos remotos
por monarcas y dictadores, para sostenerse en el poder, fórmula que no dejará
de ser aplicada mientras no haya un Director de la Humanidad, democráticamente
elegido y con poder real para acabar con ese flagelo.
Según un reciente informe de la ONU, en Eritrea hay entre 300.000 y
400.000 personas en condición de esclavitud, muchas de éstas prestando el
servicio militar, que es uno de los modos de esclavitud en ese país, ya que es
por tiempo indefinido y de carácter obligatorio. "Creemos que hay 300.000
o 400.000 personas esclavizadas" explicó en una rueda de prensa, en
Ginebra, el director de la Comisión de Investigación de violaciones de derechos
humanos en Eritrea, Mike Smith. Esta nación se independizó en 1991 y desde
entonces está en el poder Isaías Afewerki, un dictador que es acusado de
cometer varios delitos, especialmente asesinatos, esclavitud y reclutamiento
forzoso. "Muy pocos eritreos son liberados de sus obligaciones de servicio
militar", agregó el señor Smith. Y el informe de la UNU dice que "en
Eritrea se han cometido crímenes de lesa humanidad de manera generalizada y
sistemática en los centros de detención, los campos de entrenamiento militar y
otros lugares del país en los últimos 25 años".
Una de las cualidades de los dictadores es que cuando toman el poder se
quedan gobernando de por vida, tal como ha ocurrido en Cuba desde 1965 con los
hermanos Castro; en Guinea Ecuatorial desde 1979 con Teodoro Obiang; en
Zimbabue desde 1987 con Robert Mugabe; en Chad desde 1990 con Idriss Déby; en
Angola desde 1992 con José Eduardo dos Santos; en Gambia desde 1994 con Yahya
Jammeh y en Ruanda desde el año 2000 con Paul Kagame a quien jueces de España y
Francia acusan del genocidio de más de tres millones de personas y del atentado
al avión presidencial en el que murió el anterior presidente, pero a quien por
ahora no hay forma de aplicarle justicia ya que mediante un referéndum amañado,
el Sí ganó con 98% de los votos, y ese resultado le permite permanecer en el
poder hasta el año 2024 y no puede ser juzgado por ningún tribunal nacional por
poseer inmunidad de Jefe de Estado.
El otro grupo de gobernantes vitalicios lo conforman las monarquías,
entre las que hay algunas que no gobiernan y sólo tienen funciones
protocolarias, pero aún quedan monarquías con poderes absolutos, como, por
ejemplo, la muy rica y despilfarradora nobleza de Arabia Saudita, nación a la
que a su antiguo nombre se le añadió el apellido de Abdulaziz bin Saúd, el
primer monarca que se autoproclamó como rey de dicho país y reinó desde el año
1932 hasta 1953. Y desde su muerte hasta el presente han sido reyes 6 de sus 45
hijos, ejerciendo como rey en la actualidad Salmán bin Abdulaziz, desde el 23
de enero de 2015, tras el fallecimiento de su hermano paterno, Abdalá bin
Abdulaziz.
Desde que Arabia obtuvo la soberanía, en la práctica ha sido un país de
propiedad de la nobleza que se originó de su primer rey. Arabia es el mayor
productor y el mayor exportador mundial de petróleo y, además, entre otras
fuentes de ingreso, posee una gran industria de hierro y acero, y toda la
riqueza que genera la nación pasa a ser propiedad de la muy prolífica familia
real, cuyos miembros la desperdician patrocinando eventos que incluyen hasta el
terrorismo. Toda la familia del rey Abdulaziz bin Saúd se convirtió en nobleza,
desde cuando éste independizó a Arabia y se proclamó como su primer rey. Desde
entonces, con muy pocas excepciones, los miles de parientes de la nobleza
ocupan los principales puestos gubernamentales, pero, debido a que los puestos
buenos no alcanzan para todos los integrantes de dicha familia, la gran mayoría
de la realeza cobra sueldo y/o beneficios del erario público sin tener que
trabajar. Pero a la población ‘plebeya’ le toca ganarse la vida trabajando.
La libertad no existe en Arabia. Sus leyes autorizan las amputaciones
de miembros, y los serviles y adoctrinados jueces por cualquier cosa convierten
en pato muerto a quienes le estorben al rey o no estén de acuerdo con sus
reglas monárquicas. En Arabia el rey hace lo que le dé la gana y en su favor la
impunidad es total.
En sí, el objetivo de la Humanidad debe ir en una proyección que
beneficie lo máximo posible tanto a la población humana como a toda la
naturaleza terrestre, y es evidente que nada de eso está ocurriendo, sino que,
al contrario, unos pocos personajes oscuros y poderosos se apoderaron del mundo
y, además de lastimar a la Madre Naturaleza con sus industrias letales, han
provocado guerras y eventos perversos con los que han esclavizado o empobrecido
a casi toda la humanidad, y esos oligarcas siguen haciendo lo que les dé la
gana, y, por diversas razones, esas irregularidades no pueden ser corregidas
mientras no exista una autoridad justa y con poder mundial.
En las monarquías existen reglas increíbles que son casi desconocidas
por la opinión pública plebeya. Por ejemplo, el emperador de Japón tiene
estrictamente prohibido intervenir en los asuntos políticos de su nación y no
puede renunciar, inclusive, tiene prohibido hablar de su renuncia. Y otro
ejemplo es el hecho de que, porque así lo ordena la Constitución de Brunéi, el
sultán Muda Hassanal Bolkiah es infalible y por lo tanto, igual que el papa,
“no puede equivocarse nunca como persona privada ni en su capacidad oficial.”
Dicho personaje y sus hermanos, luego de la abdicación de su padre en
1967, se apoderaron de Brunéi, un sultanato muy rico en petróleo, y en lo único
que está demostrado que el sultán nunca se equivoca es en la elección de las
marcas de sus vehículos: Posee más de 5 mil autos deportivos de las marcas más
costosas, seis aviones privados, dos helicópteros y un Boeing equipado a su
gusto avaluado en casi 200 millones de dólares. Para dar una idea de la clase
de vehículos del Sultán vale explicar que posee 8 de los 100 McLaren F1 que se
fabricaron y que, cuando los compró, por cada uno de estos pagó casi un millón
de dólares, y su gran colección de vehículos es apenas una esquirla de su
enorme riqueza.
En 1997, Shannon Marketic, Miss USA 1992, mediante una empresa de
modelos fue contratada para trabajar por un suelo de 3 mil dólares al día en
“apariciones personales y trabajo de promotora” de relaciones públicas y de
imagen del sultán de Brunéi. Pero dicho contrato resultó siendo una trampa del
sultán para secuestrarla y convertirla en esclava sexual suya y de su hermano,
el príncipe Jefri, quienes, según Shanon, la obligaban a drogarse en compañía
de otras chicas y a bailar durante varias horas en una discoteca familiar y luego
abusaban sexualmente de ellas. La exreina, luego de ser liberada, demandó al
sultán por 10 millones de dólares de indemnización, acusándole de que todas las
noches él y su hermano la obligaban a bailar en dicha discoteca, donde la
drogaban y abusaban de ella. Pero el demandado negó haber cometido tales hechos
y después de 18 meses de litigio, el juez desestimó la demanda alegando que el
Sultán tenía inmunidad soberana por ser jefe de Estado, quedando una vez más en
evidencia que hay delincuentes que son inmunes a la justicia, y de la falta que
hace un Director de la Humanidad con autoridad para corregir estas y otras
falencias, peores, a las cuales voy a referirme.
Hasta el presente, 10 países han logrado desarrollar y detonar
satisfactoriamente armas nucleares. A nivel mundial, cinco de éstos son
considerados como "estados nuclearmente armados", un estatus que es
reconocido por el Tratado de No Proliferación Nuclear (siglas en inglés NPT), y
dicho grupo está integrado por Los Estados Unidos de América, Rusia (la antigua
URSS), el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Francia y China. Los
otros cinco países no han firmado el mencionado tratado; tres de éstos son
India, Pakistán y Corea del Norte que reconocen tener armas nucleares; y de
Israel e Irán existen suficientes indicios de que desarrollaron y tienen armas
nucleares, aunque tal tenencia no ha sido confirmada ni negada por estos
países.
Las armas de destrucción masiva representan un gran riesgo para la
Humanidad y, en general, para la Naturaleza Terrestre, ya que pueden generar
daños mucho peores que los perjuicios que provoca el desorden gubernamental.
Como están las cosas hoy en día, con sólo una falla de tecnología se pueden
activar incidentes o mecanismos que conlleven al uso o detonación de armas de
destrucción masiva, y en la práctica hay diversas posibilidades de que nos
ocurra un desastre nuclear. Pero no existe un mecanismo que elimine las
posibilidades de que pueda ocurrir tal cosa, ya que el uso de dichas armas lo
determinan unas personas que no siempre son ecuánimes para tan delicado asunto.
Creo que la Globalización Humana en una sola dirección es lo único que
puede generar mecanismos efectivos que eviten las guerras entre seres humanos.
Necesitamos que haya un Director de la Humanidad con el poder real de prohibir
y evitar los conflictos bélicos humanos, internos y externos, y que las armas
sólo sean para la defensa de la Tierra y de las especies que habitamos en ella.
Los ejércitos y las armas deben ser concebidos para la defensa de ataques
externos, ya sean de seres extraterrestres o de choques con meteoritos o con
cosas externoplanetarias, y no para matar gente.
Debemos reconocer que nos hemos manejado muy mal con la Madre
Naturaleza y entre nosotros mismos y que es necesario un Jefe que tenga el
poder de corregir el comportamiento humano. Aunque la Humanidad sabe desde
tiempos remotos que las guerras sólo generan muertes, destrucción y daños
infinitos, jamás ha pasado un día sin que haya guerra en algún lugar del mundo,
y la única manera de solucionar ese desatino humano es estableciendo una
Globalización Humana de Propósitos, es decir, convertir la Tierra en un grupo
de Estados Unidos del Mundo y engranar a toda la Humanidad hacia unos mismos
proyectos benéficos y pacíficos.
Mi historia de pato muerto es un hecho inusitado que ocurrió en Francia
en el año 1664. El origen del asunto surgió unos años antes cuando el duque de
Beaufort, al regresar de un viaje le trajo de regalo a su primo, el rey Luis
XIV de Francia, un negrito de una de las tribus africanas de pigmeos. Dichas
tribus aún existen, pero, en esa época, aunque en Europa había esclavos negros,
la existencia de pigmeos negros era desconocida y, por lo tanto, desde el punto
de vista del duque de Beaufort, el joven negrito era una novedad digna de hacer
parte de la colección de cosas raras de su primo y rey de Francia.
Cabe aclarar que, desde tiempos remotos, en varios lugares de África
existen unas tribus cuyos individuos, en promedio, miden menos de metro y medio
de estatura y son denominados como Pigmeos Africanos. Además de ser de baja
estatura, los pigmeos suelen ser flacos y desnutridos ya que sólo se alimentan
de frutos selváticos y de la cacería sin control de todo lo que les pueda
suministrar carne. Por el hecho de ser bajitos y flacos, los integrantes de
dichas tribus se salvaron de ser esclavizados; los traficantes de esclavos solo
compraban negras y negros fuertes y de estatura alta y por ello las tribus de
pigmeos siguieron siendo casi desconocidas.
El negrito estaba bien de salud y para nada molestaba a su amo, quien
le daba trato de mascota, pero el rey muy pronto se sintió encartado con su
pigmeo y no sabía qué hacer con él. Su majestad, luego de hacer que un cura lo
bautizara con el nombre de Nabo, se lo regaló a su esposa, María Teresa de
Austria, que era hija del rey de España Felipe IV y doble prima suya, cuya boda
se había realizado con bombos y platillos, pero en realidad dicha unión no era
mas que un matrimonio endogámico, hecho por conveniencias políticas.
El rey Luis XIV fue uno de los tantos monarcas que no les alcanzaba el
amor de una sola mujer, y tan activo en esas faenas que se decía que tenía
relaciones sexuales con todas las mujeres de su entorno; en este asunto, el
tipo era un semental que le daba igual si se trataba de una dama casada o de
una mucama sin marido, y, de las mujeres que él se antojaba, nada ni nadie
podía impedir que las violara, pues era considerado como el Rey Sol de la
entonces todopoderosa Francia, y ni en esa época ni nunca ha habido justicia
para castigar las élites abusadoras, un perpetuo atropello humano que se podría
acabar de la forma antes propuesta.
Aunque era un auténtico puya loca, el llamado Rey Sol siempre tenía una
amante favorita con la que pasaba sus mejores ratos, pero, por atender a su
concubina especial, descuidaba a su esposa que desde su punto de vista era una
mujer desabría y poco atractiva. Y según La Historia de un Morito
Desproporcionado, un libro escrito por Dina Iris, una dama culta que fue
obligada a hacer parte del harén del rey Felipe XIV, la llegada del pigmeo Nabo
acabó con el aburrimiento de María Teresa de Austria.
Dicho libro cuenta que la esposa del rey hizo vestir a Nabo con una
ropa que lo convirtió en un gracioso pajecito, y que poco después se convirtió
en el único varón que hacía parte del grupo de damas de compañía de su alteza.
Y si bien el rey no sabía qué hacer con el negrito, su esposa sí supo divertirse
con el ahora pajecito Nabo. El asunto se puso interesante cuando las muchachas
del séquito real descubrieron que el miembro sexual del negrito era mucho más
grande que el del rey Felipe y, claro está, sin que lo dijeran, todas querían
probarlo.
En esa época las mujeres francesas eran sumamente eróticas, se decía
que era difícil encontrar una francesa que no fuera arrecha. Y se decía que las
españolas eran pésimas en la cama, comentario que enfurecía a la esposa del
rey, quien aseguraba que no era menos hembra que ninguna mujer y que se sentía
orgullosa de ser española. Pero, según Dina Iris, la esposa del rey quería ver
con sus propios ojos cómo eran el manejo y los movimientos de las francesas en
la cama, actividad que, traducida al español de mis paisanos, los galos
llamaban culeo.
Las muchachas del séquito real se aterraron del tamaño del miembro
sexual de Nabo, cuando lo desnudaron para vestirlo de pajecito. Estando en esa
labor, refiriéndose a dicho elemento, una de ellas dijo: Nabo tiene un morito
bien grande. Y otra respondió: Parece que es más morito que Nabo; pienso que
deberíamos llamarlo Morito. Entonces todas soltaron una carcajada y convinieron
que de ahí en adelante el pigmeo se llamaría el Morito Nabo y con ese nombre lo
llamaron desde entonces.
La reina quedó encantada cuando vio a su pigmeo vestido de pajecito.
Ella era lánguida pero no era de malas pulgas, incluso, a veces les hacía
bromas a algunas de las quince integrantes de su séquito, de las que tres eran
consideradas como adultas porque tenían como treinta años y eran las que se
encargaban de lo que tenía que ver con el vestir de la reina. Una de éstas se
llamaba Helena y aparentaba ser sumamente arrecha; siete eran cantantes o
tocaban algún instrumento, y las demás eran sus damas acompañantes; ninguna de
estas doce tenía hijo ni pasaba de veinte años, y, sin excepción, con
frecuencia todas tenían relaciones sexuales con el rey, y por mucho tiempo su
preferida había sido Helena.
Para el rey, las mujeres no eran más que objetos sexuales. Nada de
romanticismo, decía que eso era una bobada que hacía perder el tiempo y ni
siquiera las saludaba; cuando le daban ganas de culiar, elegía a la que le
diera la gana, la llevaba a uno de sus metederos y de una le decía que se
desvistiera y que le ayudara a él a quitarse la ropa. Y las que no se portaran
bien con él en la cama se arriesgaban a que sus matones las convirtieran en
pato muerto; en cambio, las que fingían sentirse bien con su clavada y lo
adulaban, por ejemplo, diciéndole que era el hombre más guapo del universo,
recibían muchos beneficios después.
Habiéndose ido el Morito a almorzar, las muchachas aprovecharon para
contarle a la reina acerca de la sorpresa que habían tenido cuando le vieron el
miembro sexual al pigmeo. A la reina le llamó la atención ese asunto, el tema
sexual había sido un tabú en su educación y hasta ese día nadie le había
hablado de ese asunto. Poco antes había visto una obra de teatro en la que dos
damas peleaban por un caballero; según la trama, ninguna de las dos sabía leer,
pero, aunque ambas eran hermosas, en lo concerniente al sexo, una apenas sabía
abrir las piernas y el tipo dijo que se quedaba con la otra porque culiaba muy
rico.
A la reina no le habían enseñado a culiar y de eso lo único que sabía
era abrir las piernas. Desde ese momento empezó a pensar en lo instructivo y
divertido que sería ver a Helena culiando con el Morito. Analizó el asunto y
poco después le ofreció un valioso premio, cuya cantidad, de acuerdo a lo que
dijeran las demás chicas acerca de la calidad del polvo, podría triplicarse.
Helena aceptó el reto, dijo que el pigmeo tenía un ‘moro’ espectacular y que el
único inconveniente era que él no hablaba francés. Pero una de las chicas
explicó que “todas las cricas y todos los penes hablan el mismo idioma cuando
están culiando.”
Luis XIV solía decir que él además de ser el rey de Francia era el
Estado francés. El tipo tenía un reguero de ejércitos matando y haciéndose
matar para saquear riquezas y tomar territorios con los que el rey cada día se
hacía más rico y más poderoso, mientras el monarca se paseaba entre Paris y
Versalles, dándose una gran vida con fiestas, lujos y mujeres hermosas. Y la
reina vivía llena de lujos y comodidades, pero aburrida por el encierro y la
monotonía de la rutina palaciega; las escapadas de su esposo eran duraderas y
frecuentes y sus relaciones sexuales eran pocas.
La reina no intimaba con las mujeres de su séquito, las reglas de
protocolo lo prohibían, pero las cosas cambiaron desde que empezó el lío con el
Morito. Ella estaba convencida de que las reglas protocolarias eran las
causantes de la ruina de los polvos monárquicos y quería que el evento sexual
de Helena con el Morito se realizara sin protocolo y con libertad total. Y
quería que el evento mereciera el premio, detalle que les explicó a sus damas,
por lo que con gran esmero y entusiasmo se dedicaron de lleno a preparar dicho
espectáculo.
Helena explicó que para poder echar un polvo espectacular con el Morito
era necesario enseñarle a culear al estilo francés y que, por lo tanto, antes
del evento era indispensable culear con él hasta que aprendiera. Sin embargo,
la reina dijo que lo conveniente era que echaran solo un polvo antes del
evento, porque se corría el riesgo de que el Morito fuera perdiendo el interés
en la misma crica, tal como, según ella, ocurría con todos los hombres.
El Morito Nabo era mal estudiante de francés y buen aprendiz de baile y
de todo lo que tuviera que ver con diversión. Al tipito le gustaba que lo
mimaran y su comportamiento era más de mascota que de esclavo; le gustaba
sentarse cerca de Helena o estar a su lado, era perezoso y no se inmutaba
cuando lo regañaban. Siempre estaba de buen humor, tenía ojos negros, pelo
enredado, dentadura blanca y sana y era bastante bembón.
La reina tenía a su servicio un capellán mayor y un cura novato. Su
alteza los manejaba a su antojo, pero no por eso dejaban de ser un encarte,
especialmente el veterano con sus largos y alabanciosos sermones. Esas
alabanzas le encantaban al rey, pero la reina las detestaba y tenía que oírlas
en silencio, pues, por el solo hecho de ser mujer y extranjera, estaba obligada
a soportarle a su esposo toda clase de humillaciones discriminatorias y
xenofóbicas, asuntos de los que quería desquitarse.
En esos días el rey se fue de pesca y cacería, con un numeroso grupo de
amigos y varios diplomáticos extranjeros, y la reina sabía que a su esposo lo
acompañaba una de sus favoritas y que esa aventura iba a durar varios días.
Helena eligió una cama grande, abullonada, y con sus dos compañeras la
trasladaron al sitio que la reina había elegido para el espectáculo sexual; en
esa cama ella había echado el polvo de prueba con el Morito y lo único que
faltaba para realizar el evento era la orden de su alteza.
Por instrucciones de la reina, el séquito se había dividido en dos
grupos y cada uno debía llevar al evento y apoyar a uno de los dos actores. Sin
embargo, por estrategias del séquito, Helena y el Morito no llegaron con su
majestad al salón asignado, porque habían sido separados desde mucho antes de
iniciar el espectáculo. Dicho lugar había sido acondicionado sólo con lo
indispensable para que su majestad viera cómodamente el espectáculo, ya que la
reina no quería que hubiera lujos o detalles que pudieran desconcentrar al Morito,
aunque, también por voluntad de la reina, llevaron toda clase de licores para
celebrar el polvo y la entrega del premio.
La reina se sentó, pidió whisky y les dijo a sus acompañantes que
tomaran lo que desearan. Se había puesto un vestido de algodón que le había
regalado la esposa de un diplomático africano. Le quedó preciso, ella nunca lo
había usado porque consideraba que era muy sencillo y que no estaba a la altura
de su alcurnia, pero las damas dijeron que ese era el vestido que más le lucía
y que con ningún otro traje se veía tan hermosa como con este, que era de un
color fucsia brillante.
Tres asistentes de cada uno de los bandos protagonistas le pidieron
permiso a su majestad para ir a preparar los últimos detalles y traer a los
actores al escenario. La reina les explicó que tenían libertad para preparar a
Helena y al Morito de la manera que ellas estimaran conveniente, que si creían
que era conveniente darles un poco de licor que se los dieran. Ellas se
llevaron dos botellas de madera, una con whisky y la otra con vino, pero el
vino quedó intacto. Helena se tomó varios tragos de whisky, y las asistentes
del Morito solo le dieron dos traguitos, ya que él nunca había tomado whisky y
era fácil que se emborrachara y no pudiera hacer lo que se esperaba.
En el escenario el tiempo pasaba rápido. Mientras al lado las
preparadoras se afanaban en los detalles de presentación de los actores, en el
salón la reina tomaba whisky y se sentía feliz con su cómodo y hermoso vestido.
Helena llegó primero al escenario y fue recibida con aplausos. Traía puesta una
bata larga que cerraba con solo dos botones y le dejaba casi a la vista las
tetas y la crica; Nabo entró cuando finalizaron los aplausos, traía puesta una
bata enteriza que, al contrario de la de Helena, no dejaba nada a la vista. Las
damas creían que, por respeto, el miembro sexual de Nabo no debía ser visto por
su majestad, pero ella explicó que ambos debían actuar con naturalidad y tan
desnudos como habían venido a este mundo, y, en tono suave, le dijo a Helena
que quería ver una buena demostración del famoso culeo de las francesas.
Los dos actores se sentaron en la cama y Helena tomó la iniciativa.
Sentó a Nabo en sus piernas, le dio un trago y le dijo que le soltara los
botones de la bata, el pigmeo obedeció y al soltar los botones quedaron a la
vista sus dos enormes tetas. El tipito, forzado por ella, tímidamente empezó a
acariciarle las tetas; lo que él quería acariciarle era la crica, pero Helena
la tenía tapada con las puntas de la bata. En forma sorpresiva, ella le levantó
la bata al pigmeo y dejó a la vista su enorme miembro sexual. Y, cuando las
mujeres vieron el desproporcionado miembro del pigmeo, dieron un grito que
debió oírse en todo el palacio; todas, incluida la reina, se rieron y
aplaudieron cuando Helena besó la cabeza del erecto pene del Morito.
Helena untó crema en el pene del pigmeo y el evento sexual empezó
enseguida. El Morito tomó a Helena de los pies, le abrió totalmente las piernas
y lentamente le introdujo su enorme miembro sexual; ella empezó a moverse y a
chillar y en la medida que aceleraba el culeo aumentaba el volumen y la
intensidad de los chillidos. Los numerosos cambios de posición, con el mismo
agite y sin que se desclavaran, fue lo que más impresionó a su majestad. Ella
trató de dibujar las posiciones más novedosas, pero cambiaban tan rápido y
fueron tantas que optó por memorizarlas. El evento no duró mucho, pero fue
espectacular, y a la reina le quedó claro que las francesas como eran de flojas
para el trabajo lo eran de ágiles para culiar. Se tomó varios tragos dialogando
con las integrantes de su séquito y les dijo que la premiación se haría el día
siguiente en ese mismo lugar.
El libro de Dina Iris no dice cuál era el premio. Explica que, el día
siguiente, su majestad hizo la reunión y les preguntó de una en una si creían
que la actora merecía más del premio y que, con la excepción de dos chicas
cantantes, las demás respondieron que con el premio estaba bien. Y desde el
punto de vista de las dos cantantes, Helena cambiaba muy rápido las posiciones,
estuvo un poco desconcentrada y ellas hubieran preferido verla echando un polvo
menos espectacular y con más sabrosura. Al oír la explicación de las dos
chicas, la reina dijo que levantaran la mano las damas que, actuando con el
Morito, estuvieran dispuestas a participar en una competencia sexual para
ganarse el vestido que ella había usado el día anterior. Todas levantaron la
mano e hicieron un bullicio y cuando hubo silencio la reina le ordenó a su dama
favorita que le entregara el premio a Helena.
Ese mismo día se realizó la primera competencia sexual por el vestido.
Concursó una de las chicas que habían criticado a Helena y, según los
comentarios, dejó en alto el culeo de las francesas. Se había convenido que, en
cada evento, cada una de las integrantes del séquito daría una calificación
entre tres y cinco puntos; a esta participante le faltaron solo tres puntos
para obtener el máximo puntaje, pero, en los eventos siguientes, todas culiaron
con dureza y casi todas sacaron ese mismo resultado. La ganadora del premio fue
la otra chica que había criticado a Helena, a ésta le faltó un solo punto para
obtener la máxima calificación.
Considero que no es necesario entrar en detalles, la conclusión es que
todos los eventos sexuales fueron espectaculares. La obra de Dina Iris dice que
en esa época las francesas eran muy ardientes y muy buen catre y que las
españolas eran buenas trabajadoras, pero apagadas y malas en la cama. Ese día,
en la entrega del premio, la reina protagonizó varias sorpresas. Primero ordenó
vestir en secreto a la ganadora con el vestido que se había ganado y ella llegó
de sorpresa con él ya puesto, pero lo mejor estaba por llegar. Su majestad dijo
que había comprado dos caballos pony para dárselos a Nabo y que con él iba a
echar un polvo al estilo español, y sin rodeos les pidió a las damas de su
séquito que, cuando terminara, le dijeran las fallas que hubiese cometido.
Su majestad, al iniciar la faena sexual tomó por el gajo al pigmeo y le
chupó el pene. Y, en resumen, durante el polvo se movió poco y se cansó rápido;
debido al cansancio de la reina, a Nabo le tocó ponerla en una posición que las
francesas llamaban Vaca Muerta, un modo que consistía en ponerle una almohada
en las nalgas a la hembra, abrirle las piernas y estando ella quieta, darle clavo
hasta terminar, y así fue como terminó el evento. Sin embargo, según el
dictamen de las damas del séquito, la peor falla del polvo no fue ni la falta
de movimientos ni el cansancio de la protagonista sino la falta de chillidos;
todas ellas habían hecho un concierto de chillidos en sus actuaciones sexuales
y la reina actuó en silencio. Al oír esa crítica la reina les preguntó cuál era
la importancia de los chillidos en los polvos; ellas respondieron que un polvo
sin chillidos era como una fiesta sin música.
En su libro, Dina Iris cuenta que, con frecuencia, en las noches
siguientes escuchaba a la reina en plena faena con Nabo, interpretando con
dureza ‘la música del amor’, pero que ese romance no duró mucho porque la reina
quedó embarazada e hizo toda clase de parapetos para abortar y nada le dio
resultado. La autora se imaginaba que la reina estando en ese agite había
hablado del asunto con el capellán mayor y había puesto a Nabo bajo su cuidado;
aunque la reina no logró abortar, ella creía que por las tantas cosas que se
hizo con ese propósito, el embarazo resultó duro y complicado. Su alteza, para
tapar los cuernos hizo creer que su embarazo había ocurrido dos meses después
del verdadero inicio y por eso todos creyeron que el parto se había adelantado.
Antes del parto duró tres días dando gritos y pataletas en su cama, con su
séquito a su lado rezando. Y, poco después del parto, el capellán mayor se
desmayó cuando vio la horrible y negrita criatura que había parido su majestad.
Nació una niña, negra como el carbón y bembona; Dina Iris creía que las pataletas
de la reina habían sido con la intención de que la criatura naciera muerta y
que, de haber sido así, solo logró causarle hinchaduras a la bebé, detalles que
desaparecieron poco después pero que la hicieron ver mucho más fea en el
nacimiento.
Como cosa rara, el rey Luis XIV estuvo pendiente de su esposa durante
los dolores del parto. En esos días, además del personal médico de la monarquía
y el capellán mayor, solo se les permitió entrar al aposento donde convalecía
la reina a las integrantes de su séquito, del que ya no hacía parte el pigmeo
Nabo y que por lo tanto quedó integrado en su totalidad por mujeres. El
desmallo que le dio al capellán cuando vio a la recién nacida duró varias horas
y fue casi un infarto; por la gravedad del asunto, el personal médico tuvo que
dividirse en dos grupos, una parte de éstos continuó atendiendo a la reina y a
la ‘princesa demonio’ y la otra se encargó de revivir al capellán.
El libro de Dina Iris hace un extenso y detallado relato de los
inusitados hechos que se presentaron en el momento del parto de la reina y
durante el desmallo del capellán. El resumen de dicho relato es que, por su
aspecto horrible, todos le tenían miedo a la ‘princesa demonio’, nadie quería
lidiarla ni encargarse de ella. Añade que la niña nació con hambre y que no le
quitaba la vista al médico que la alimentó; que cuando el capellán revivió, los
médicos se llevaron a la ‘princesa demonio’ y que, muchos años después, ella
había visitado a la princesa negra en el convento de Moret, donde ejercía como
Louise Marie-Therese y donde vivió toda su vida, desde el año 1664 hasta el
1732.
Numerosos autores han escrito acerca de la vida de princesa negra Louise
Marie-Therese, inclusive, Voltaire dejó escrito que sostuvo una entrevista con
ella. Además, en la Biblioteca de santa Genoveva de Paris existe un cuadro con
el retrato de ella, que fue pintado en 1695, y en diversos lugares se conservan
varias cartas que se cruzaron ella y sus familiares de las monarquías francesa
y española, pero nadie se atrevió tan siquiera a mencionar a su verdadero
padre, el pigmeo Nabo. Al final, el libro de Dina Iris dice que, sobornados por
la reina, varios médicos y el capellán mayor lograron convencer al rey de que
él era el padre de la ‘princesa negra’; en un párrafo dice que “para lograr ese
propósito, los médicos le explicaron al rey Luis XIV que, según el muy sabio
capellán mayor, habían existido ancestros negros, tanto en la monarquía
francesa como en la española, y que, por haber tenido ellos esos ancestros,
científicamente era totalmente posible que hubieran tenido una hija negra, y
que lo ocurrido a sus majestades no se presentaba con frecuencia pero que era
una regla genética normal.”
Dina Iris cuenta que la reina duró pocos meses culiando con el pigmeo,
y que, aprovechando las frecuentes ausencias del rey, culiaban de seguido y con
dureza, y que siete meses antes del nacimiento de la ‘princesa negra’, al darse
cuenta la reina que el tipito la había preñado, le dio a él una mezcla de
venenos, y que cuando éste empezó a dar gritos, con el argumento de que el
pigmeo podía estar enfermo de algún mal contagioso, ella se lo entregó al
capellán mayor y que por instrucciones de su majestad él lo encerró en un
sótano en el que en poco tiempo se convirtió en pato muerto. Según Dina Iris,
al rey le gustaba la música del amor y la reina lo encoñó porque desde entonces
en cada polvo le daba un concierto de chillidos. Y así finalizó mi historia de
pato muerto y mi actuación en este Congreso. Gracias señoras y señores
mandracus por la atención que me prestaron.
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