En la OTAN metieron gato por
liebre. En la última cumbre de esa entidad, realizada en Bruselas, junto con
las primeras damas de los gobernantes de los países miembros de dicha
organización desfiló el arquitecto Gauthier Destenay como primera dama de
Luxemburgo, quien no es una dama sino el esposo de Xavier Bettel el primer
ministro de esa nación, y en este caso la primera dama debe ser el mismo
gobernante y no su esposo, y eso es igual a meter gato por liebre.
Por acá, por donde yo vivo, está
dando palo un disco cuyo nombre desconozco, pero, el tema principal y
repetitivo es que “falta una tabla en la cama”, y, siguiendo la fórmula de dicho
disco, a la sigla de los LGTB creo que le falta una letra, ya que el
significado de dichas iniciales es: La L quiere decir lesbianas, que son
mujeres a las que les gustan las hembras; la G significa gais, que es igual a
homosexuales a los que les gustan los hombres; la T transexuales, que es algo
así como personas con inconsistencia sexual y la B, bisexuales o sean los que
son cara y sello, que, en lo sexual, es igual a dar y recibir de lo mismo.
Pero el arquitecto Gauthier
Destenay no es mujer ni hace el papel de hembra con su pareja; más bien parece
que, por alguna razón, en dicha reunión se hizo el marica, pues él es el marido
del gobernante mencionado y por lo tanto no debió desfilar como primera dama. Por
acá, por donde yo vivo, a los tipos que prefieren tener relaciones con
homosexuales en vez de con mujeres, los denominan como Cacorros, y son un grupo
de individuos solapados que pasan como hombres normales pero que, en lo sexual,
prefieren lo oscuro en vez de lo claro, y, por existir dichos individuos creo
que a la sigla LGTB le falta una C para describir a los cacorros o maridos de
los gais.
El 10 de junio de este año
(2017), en Medellín, Colombia, en un hecho sin precedente mundial, en una notaría
contrajeron matrimonio tres hombres. Ese día se casaron en dicha ciudad
Alejandro Rodríguez, Manuel Bermúdez y Víctor Hugo Prada, una boda que causó
polémica al convertirse en la primera unión constituida legalmente por más de
dos personas, y, como si eso fuera poco, por tres hombres y que por lo tanto es
difícil saber quién es esposa o esposo de quién, y, desde mi punto de vista,
una auténtica maricada legalmente engañosa, ya que, según lo que han explicado
los reciéncasados, el propósito de dicha unión marital es que los cónyuges ‘vivos’
puedan heredar la pensión del primero que fallezca y así sucesivamente.
Esta entrada –igual que todos mis
escritos-, no tiene propósito homofobita, al contrario, apoya la honestidad y
felicidad con la que el primer ministro de Luxemburgo dijo: “Sólo tengo una
vida y no quiero esconderla”. Sin embargo, porque me parece una estafa, no
apoyo el propósito de bigamia del matrimonio colombiano, por la simple razón de
que ellos no le ponen límite al número de parejas de dicho matrimonio, es decir,
tienen proyectado aumentar el número de cónyuges y que todos vayan heredando
las pensiones de los que fallezcan, y de ser así estafarían a perpetuidad a las
entidades pensionistas.
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