La única historia que tenemos del
Creador es que nadie lo ha visto. Pero sobran religiones y vividores que venden
un dios inventado. Y lo mejor para evitar que nos vendan un dios falso es inventarnos
un dios propio.
Los jefes fundadores de la Iglesia,
así como los del Islam, para robar riquezas y esclavizar pueblos obligaron a la
gente a creer las farsas religiosas que ellos proclamaban haber recibido de
Dios y así lograron someter de conciencia a gran parte de la
humanidad. Los historiadores nos dejaron escrito un enorme historial de delitos
y perversidades que cometieron y usaron los inventores y los monarcas de esos
imperios religiosos, pero esas historias no las enseñan en los colegios ni
en las universidades. En esta parte del mundo, por presiones elitistas, lo
único de religión que se le enseña a la gente y se publica como cosa cierta, es
la Biblia y la historia de farsas religiosas inventadas por la Iglesia; y en el
Mundo Musulmán, las farsas de Mahoma y el Corán
Jamás he dudado de que el universo tenga
Creador. Me parece imposible que la infinidad de cosas que hay en el universo
se hayan hecho ellas mismas y funcionen sin que nada las dirija. Pero nunca he
sido una 'oveja' creyente, pues desde niño sospechaba que fuera calumnia lo que
predicaban los curas acerca de que Dios había tenido un hijo con una mujer. Y
lo que menos me calaba en la cabeza era el predicado cristiano de que María,
por una gracia divina que supuestamente le llegó sin estarla buscando ni
merecerla, hubiera podido convertirse en madre de un ser divino tan dios como
el Creador. Esa duda me hizo leer y estudiar la historia de la Iglesia y la
biografía de todos los papas y antipapas que han existido, y para ahondar más
en el conocimiento del asunto religioso también leí y analicé la historia de la
religión judía, así como la biografía de Mahoma y las de los califas sucesores
del profeta que inventaron el Corán y establecieron la fe musulmana. Comprando
libros, la mayoría de ellos de contrabando, en esa investigación gasté buena
parte de lo que gané en otras labores, en los más de 30 años que duré en ese
'trabajito', y lo que descubrí me dejó indignado.
Durante toda mi vida he estado
buscando registros históricos acerca del Creador y el resultado que he hallado
es que, si nos atenemos a los escritos de los historiadores, la humanidad hasta
el presente lo que ha logrado saber de Dios es absolutamente nada. Ningún
historiador ha registrado encuentro alguno de un ser humano con el Creador. En
este mundo no existe historia de Dios. Creo que el resumen histórico más exacto
que puedo dar de mi investigación es que las religiones fueron inventadas por
individuos perversos, con fines políticos y para justificar asesinatos, generar
ignorancia para crear odios y fanatismos religiosos, y para someter y
esclavizar pueblos, saquear riquezas y cobrar cuotas de venta de divinidades
falsas y de glorias que no hay pruebas de que existan.
Analizando los registros históricos
podemos deducir que, desde tiempos remotos, la fe religiosa ha sido utilizada
de sofisma, y que obtener riquezas y poderes fue el verdadero propósito de los
inventores de la Iglesia, del Islam y de casi todas las entidades religiosas
que existen. Y, aunque algunas entidades religiosas tienen escritos cuya
autoría se la atribuyen a Dios o los predican como de inspiración divina, el
hecho es que no existe prueba histórica de las divinidades que predica la
gente, ni mucho menos que alguna persona o entidad haya logrado saber algo
acerca de Dios. Así pues, es de suponer que las llamadas Escrituras Sagradas no
surgieron de Dios ni por inspiración divina sino de leyendas, de mitos y de un
plan político perverso de las antiguas monarquías.
Los jefes del cristianismo romano
siempre estuvieron en contra de la enseñanza de ciencias a la gente común. A la
corrupta oligarquía de la Iglesia Romana, por razones económicas y políticas le
convenía que las comunidades fueran ignorantes y estúpidas; eso les facilitaba
las estafas y la aplicación de sus gobiernos con leyes injustas. Con ese fin,
desde las épocas en que el cristianismo fue sometiendo territorios en el mundo,
los habitantes sometidos fueron obligados a oír y a creer sólo las supuestas
divinidades que decían y se atribuían los dirigentes de ese imperio
perverso. La gente dominada, bajo pena de muerte, tenía que creer a ciegas
las farsas religiosas que predicaban los funcionarios eclesiásticos y nadie que
estuviera en 'territorio cristiano' podía leer ni escribir cosa alguna sin
tener permiso del Santo Oficio de la Iglesia. Además, todos los 'fieles',
sin importar que fueran pobres o ricos, estaban obligados a pagarle a la 'Santa
Iglesia', Los Diezmos y Primicias, o sea el 10% de todo lo que se ganaran y el
primer producto de todo lo que hicieran o cosecharan.
Por fortuna, en gran parte del
territorio de influencia cristiana ya nos quitamos la obligación de pagar ese
'impuesto del alma', y, sin permiso de la Iglesia, podemos acceder a cualquier
cultura. Sin embargo, esa libertad no está totalmente completa; en toda el área
de antiguo dominio eclesiástico la Iglesia sigue siendo dueña y guía espiritual
de la mayoría de los centros educativos y, tanto en las ciudades como en
el campo, todavía hay decenas de millones de personas sometidas de
conciencia por la Iglesia, a las que el Vaticano denomina como 'ovejas de
cristo' y las ordeña económicamente como vacas lecheras. Y, debido a que la
Iglesia prohibía la divulgación de sus delitos y asesinaba como 'herejes' a
quienes trataran de publicarlos, todavía hay mucha gente que, sin pensar
que eso pueda ser una farsa, cree que el Creador tuvo un hijo con una mujer y
que ese hijo 'humano divino' es tan dios como el mismísimo Creador.
Si la gente creyente pensara y
analizara sí existe o no la posibilidad de que Dios haya tenido un hijo con una
mujer, es seguro que más que fe el dios de la monarquía romana causaría risa,
pero, por el sometimiento de conciencia, la religión es una tradición que se
hereda y casi ningún 'heredero' se preocupa en investigarla. El hecho es que,
según los registros históricos, la fe en la religión cristiana es la creencia
en una farsa religiosa romana enquistada en la antigüedad por varias
monarquías eclesiásticas mediante todo tipo de chantajes y con un cruel
sometimiento de conciencia. Y, por ignorancia o por ingenuidad de la
gente, luego de liberarnos de esa obligación eclesiástica, la farsa ha seguido
siendo heredada o aceptada por las generaciones siguientes y le sigue dando
dividendos a la Iglesia.
Los registros históricos dicen que,
en poco tiempo, la endiosada de Jesús se convirtió en el mejor negocio para la
oligarquía romana. Pero no fue fácil que todos aceptaran la existencia de un
hijo natural de Dios con una mujer y, para lograrlo, los romanos tuvieron que
asesinar o acallar mucha gente, pues todo apunta a que el cristianismo nació
como una filosofía religiosa y que los evangelios eran frases sabias, con
contenidos y objetivos muy distintos a los de los evangelios que editó y
estableció la Iglesia Romana, o sea los del Nuevo Testamento. La mejor
información en ese sentido nos las da Orígenes (vivió del año 185 al 254), un
religioso tan puritano que, para que su espíritu controlara su cuerpo, él mismo
se cortó su órgano sexual y se volvió eunuco. Además de conocedor de su
religión, Orígenes fue un gran escritor acerca de la fe y la filosofía
cristiana, pero sus escritos no favorecían al entonces nuevo modo de
cristianismo que estaba imponiendo la monarquía romana y, seguramente por eso,
casi toda su obra fue quemada o destruida. Sin embargo, se salvaron algunas
páginas, entre estas una en la que aseguraba que conocía más de 20 versiones
distintas de los evangelios, y donde se queja explicando que en la traducción
romana de los evangelios daban como hechos reales cosas que no podían
serlo y aun pudiendo ser ciertas no lo eran. En fin, si nos atenemos a los
escritos de Orígenes, podemos concluir que en su época todavía el cristianismo
de Oriente, o sea el de los que seguían el modo religioso original de Jesús,
era una filosofía religiosa que no predicaba que su fundador hubiese hecho
milagros ni mucho menos que Él hubiera sido hijo natural de Dios.
Con la endiosada de Jesús, la
monarquía romana convirtió la religión cristiana en el mejor negocio
del mundo, y es obvio que a todo negocio bueno le surge competencia. Si
analizamos el resultado histórico de lo que ocurrió en ese tiempo, es lógico
concluir que el invento de la religión musulmana fue basado en el éxito
económico y político que había obtenido la religión cristiana, que primero fue
impuesta en el Imperio Romano, y luego, rápidamente, en casi toda
Europa, incluida Turquía. Entonces, más conocida como El Islam, la
religión musulmana nació como competencia del cristianismo y surgió en
Arabia, que en ese tiempo no era un Estado sino una región asiática
pobre, poblada por numerosas tribus beduinas, independientes entre sí, y
que, en esa época, por ser un territorio desierto, no le interesaba a
ninguno de los Estados poderosos de Europa.
Mahoma, el inventor de la fe
musulmana, según los registros históricos, primero fue carabanero mercante del
desierto, luego se casó con su patrona, una viuda rica, y con la sabiduría y el
dinero de ella inventó y patrocinó el despegue de su recién creada fe
religiosa. En esta empresa religiosa, además de con su esposa, el profeta se
asoció con un tío suyo que era un poderoso jefe de tribus guerreras. Se cree
que a ambos los asesinó varios años después para quedarse él solo con el
creciente producto de la religión islámica.
Los registros históricos nos dicen
cosas muy distintas a lo que creen y aseguran los musulmanes acerca del profeta
Mahoma. Mientras los musulmanes creen que su profeta fue casi divino y sabio,
los registros históricos lo demuestran como un sujeto full delitos, pederasta y
mujeriego. Mahoma, según los registros históricos, en poco tiempo organizó una
enorme banda de guerreros y apoyado en su fe religiosa cometió todos los
delitos humanamente posibles, saqueó todos los pueblos que pudo someter y
esclavizó a sus pobladores. No fundó un Estado musulmán, en vez de eso
estableció un cobro de impuestos religiosos en todo el territorio que logró
conquistar. A él y a su plana mayor de guerreros lo único que les importaba era
saquear poblaciones, esclavizar gente y cobrar impuestos por la enseñanza de su
fe musulmana, que en todos sus dominios la impuso como obligatoria.
Cuando murió Mahoma, los líderes
guerreros del profeta no pudieron ponerse de acuerdo para elegir a su
sucesor; por asuntos económicos y políticos pelearon entre sí, y desde entonces
los jefes del Islam empezaron una guerra entre musulmanes que ha
continuado hasta la actualidad y que les ha costado la vida a varios
millones de creyentes de esa religión. La mayoría de esas muertes ha sido
atizada por políticos perversos musulmanes y realizadas entre fanáticos
religiosos de esa fe; sometidos de conciencia, ignorantes o ingenuos, a quienes
sus líderes políticos y religiosos les han hecho creer que obtendrán la gloria
de Dios si matan a quienes no compartan sus ideas políticas y religiosas.
La Iglesia y toda la farsa del
cristianismo que conocemos ahora la inventó la antigua
monarquía romana, pero es de aclarar que el cristianismo como tal no es un
invento romano; su origen es judío y nació en algún lugar del actual Israel. La
antigua monarquía romana, a la vez que saqueó las escrituras sagradas judías y
reformó y editó a su conveniencia los evangelios, les robó el modo religioso a
los filósofos cristianos, lo amoldó a sus conveniencias, decretó a Roma como
Santa Sede y, para ordeñar con los Diezmos a los pueblos que iba sometiendo,
estableció el cristianismo como regla obligatoria de la humanidad.
El proyecto de apoderarse la
monarquía romana del cristianismo, así como el saqueo de la Iglesia Romana a
las escrituras sagradas judías, fue un proceso político del que no hay fecha
exacta de inicio. En la práctica, el emperador Constantino I el grande, hacia
el año 324, fue el primer monarca romano que se hizo dueño absoluto del
cristianismo. Y, en la Meca y Medina, en Asia, a principios del siglo VII
de nuestra era, con los mismos propósitos de la monarquía romana, Mahoma y sus
secuaces inventaron y establecieron la fe musulmana.
Los califas musulmanes, poco después
de la muerte del profeta, a la farsa religiosa que predicaba Mahoma le
agregaron retazos de la Torá judía y de la Bulgata cristiana (la actual Biblia)
y con ese contenido religioso armaron el Corán y, para idiotizar y someter
pueblos ingenuos, lo establecieron en sus dominios como enseñanza de
lectura, e impusieron sus reglas como obligatorias. O sea que, así como los
monarcas romanos habían saqueado las escrituras sagradas judías para impulsar
sus propósitos esclavistas, los jefes musulmanes saquearon o plagiaron tanto
las escrituras sagradas judías como las cristianas para armar el Corán y, con
su enseñanza, someter de conciencia a la gente y lograr un empeño similar al de
los monarcas romanos.
Si nos atenemos a los registros
históricos, el resultado es que casi todos los pontífices de la Iglesia, así
como Mahoma y los califas que lo sucedieron, fueron gente ambiciosa de riquezas
y poderes, que ni eran religiosos ni les importaba la fe que predicaban. La
información histórica nos dice que los papas y los califas han hecho matar más
gente que la que murió en las dos guerras mundiales y que éstos, para disuadir
a sus opositores, en sus asesinatos utilizaron métodos mucho más crueles que
los que usaron los nazis en los campos de exterminio de judíos. El resumen es
que la inmensa mayoría, tanto de los papas como de los califas, fueron un
rosario de bandidos que con sus ejércitos se tomaron todo el
territorio que pudieron dominar y, en las áreas que ocuparon, la población que
no asesinaron la sometieron o la esclavizaron y, por las buenas o por las
malas, los pobladores vencidos tuvieron que creer en las farsas religiosas de
ellos y pagarles lo que debió llamarse 'Impuesto del Alma'. Pero, aunque los
archivos históricos dicen que así ocurrieron las cosas, esa no es la historia
que enseñan en los colegios o universidades; la Iglesia y el Islam siguen
controlando el modo de educación en las partes del mundo que colonizaron y no
permiten que la gente sepa la verdad histórica de sus farsas religiosas ni de
las perversidades con que las soportan.
Debido al enorme rosario de
perversidades que hallé en los hechos históricos explicados, que, repito, son
una versión muy distinta a la historia religiosa que enseñan en los colegios,
surgió el motivo que me indujo a escribir y regalarle a la humanidad el
libro CRÓNICA DE FARSAS Y ABSURDOS HISTÓRICOS. El regalo está
hecho. De mi parte, desde que lo regalé, sin ningún requisito cualquier persona
o medio de información puede publicarlo, ya sea virtual o en papel, o anexarlo
a su página o blog personal para que desde allí pueda ser bajado en forma
gratuita. Y también lo pueden traducir a otros idiomas, la única exigencia es
que el contenido, traducido, sea literalmente igual a la versión que yo
regalé.
Debo añadir que el libro lo regalé
con actitud positiva, y que por ningún motivo quiero que cause odios o
venganzas. La intención es que, por medio de esta obra, la gente sepa que ha
sido astutamente sometida de conciencia y que la fe y el fanatismo religioso
son utilizados por personas oportunistas y perversas, para que les generen a
ellos beneficios económicos y políticos. Y que, ojalá, con las informaciones
dadas por esta obra se eviten muertes, odios y terrorismo por fanatismo
religioso, así como la explotación económica de creyentes ingenuos. Además,
vale aclarar que CRÓNICA DE FARSAS Y ABSURDOS HISTÓRICOS, no va en contra de
la fe en Dios ni niega la existencia del Creador. Y, debido a que nada se sabe
acerca de Dios, la idea es que la gente entienda que la única manera de evitar
que nos vendan un dios falso es inventándonos cada uno un dios
propio. Quizá sirva decir que, para mí, Dios es algo así como
el software del universo.
La Iglesia es un Imperio Económico
disfrazado de Entidad Religiosa sin ánimo de lucro
La Iglesia siempre ha sido un negocio
de divinidades falsas y no la entidad religiosa que finge y asegura ser. Por
muchos siglos, el sometimiento de conciencia fue su mejor aliado para estafar
creyentes, pero las rentas de ese engaño están cayendo en picada porque,
por la evolución cultural, a la gente que posee un coeficiente intelectual
promedio no le es fácil admitir como cosa cierta, ni siquiera como algo
posible, el predicado de la Iglesia que asegura que Dios tuvo un hijo con una
mujer. Y, con las tragedias que han ocurrido y que ocurren a diario, aún es más
difícil entender o admitir que el supuesto dios Jesucristo haya salvado a la humanidad
o nos esté salvando de algo.
Siendo así las cosas, es obvio que el
papa o cualquier persona culta y con capacidad de razonar, además de carecer
de vergüenza, calumnian al Creador si predican como cosa cierta la
existencia de un 'Salvador' hijo natural de Dios con una mujer. Y mienten si
dicen que Jesús nos ha salvado o nos está salvando de los males. Además,
es contradictorio asegurar que el Todopoderoso nos hizo a semejanza suya, pero
que, no obstante a su infinita bondad y sabiduría, nos hizo débiles,
imperfectos y con la obligación de ayudarle a combatir al Demonio. Ya expliqué
que en los registros históricos no hay nada acerca de Dios, y la realidad
que observamos en el universo es que el Creador no es ni bueno ni malo
sino un gran Evolucionador universal.
Pero, debido a la evolución cultural
y a las comunicaciones modernas, de ahora en adelante a la Iglesia le va a
quedar difícil convencer a las generaciones nuevas de que Dios tuvo un hijo con
una mujer y que su endiosado Jesucristo es tan dios como el mismísimo Creador.
En el común de la gente, que fue el sector humano que le dio el poderío a la
Iglesia, el Vaticano está mucho más desprestigiado de lo que admiten los
monarcas del cristianismo. Sin embargo. lo desprestigiado es el negocio que
hace el Vaticano con "La Fábula de Jesucristo". A la muy sabia
filosofía de Jesús es poco el daño que le ha podido hacer la perversa
oligarquía romana; sus enseñanzas de comportamiento humano siguen vigentes
y, a estas alturas de desprestigio eclesiástico, lo más razonable y conveniente
es que la Iglesia reconozca su autoría de la endiosada de Jesús y, así como se
lo robó, les devuelva su modo religioso a los verdaderos filósofos cristianos.
Así Jesús dejaría de ser un utilitario farsante de la Iglesia y, de nuevo,
sería reconocido como un gran filósofo religioso, y se le daría fin a la
calumnia eclesiástica de la existencia de un hijo del Creador con una mujer.
El libre acceso público a la
información y la libertad de conciencia, causarán la ruina del Islam.
Como todo, la
capacidad de razonar y el coeficiente de la gente van evolucionando. Con el
paso del tiempo, las generaciones humanas aprenden cada vez más. En ese sentido
el Mundo Musulmán no es la excepción, en los Estados musulmanes, entre más
sabia es la población mayor es la dificultad para que sus habitantes crean la
leyenda de la aparecida del ángel San Gabriel con las instrucciones de Dios que
explica el Corán. En la práctica, el sometimiento de conciencia depende de
varios factores y, en el caso musulmán, los principales soportes de la fe en
las farsas de Mahoma son la ingenuidad y la ignorancia de los pueblos. Al
contrario, la ciencia y la sabiduría las están desvelando y quedarán sin razón
legítima de existencia y, por eso, resulta obvio que el conocimiento científico
desvanecerá la fe en el Islam.
Si leemos con juicio, sin fanatismo y alejados de temor la Torá
judía, la Biblia cristiana y el Corán, la idea que nos hacemos del Creador que
refieren esos libros resulta siendo muy similar a la de un monarca sectario,
cruel, racista, pretencioso, desquiciado, exigente, sanguinario, ostentoso,
presumido, alabancioso, petulante, incumplido y, entre otros muchos defectos,
mentiroso, como lo fueron la mayoría de pontífices, califas y monarcas de
la época en que éstos personajes inventaron esos imperios religiosos. Y si de
la misma manera que leemos esos libros, observamos el accionar de la evolución
del universo, la idea que nos hacemos del Creador es que no es un ser, ni nada
parecido a los dioses de esos libros sagrados; el Creador que vemos en el
universo es algo así como una virtuosidad universal, que quizá ni tiene materia
ni puede producir algo material de sí mismo; como, por ejemplo, un hijo.
Heródoto, el primer
historiador y por lo tanto el inventor de la Historia, vivió entre los años 485
y 425 antes de Cristo, o sea que, cuando supuestamente nació Jesús, ya hacían
más de 400 años que existían los historiadores, pero no existe registro
histórico de la existencia del supuesto hijo de Dios bíblico, inclusive,
tampoco existe registro histórico de los supuestos apóstoles, que en el Nuevo
Testamento son mencionados como los autores de los evangelios, y lo mas probable
es que, como tales, tampoco existieron.
El resumen es que:
leyendo y sabiendo la historia de perversidades con que se originaron y se
establecieron estas auto proclamadas entidades religiosas, puede ser la única
forma para que la gente se libere del sometimiento de conciencia que, a la
fuerza, aplicaron estos imperios perversos. Y para contribuir con esa
liberación escribí y le regalé a la humanidad CRÓNICA DE FARSAS Y ABSURDOS HISTÓRICOS .
No hay comentarios:
Publicar un comentario