El
gobierno chavista de Venezuela, en menos de una década, arruinó la economía
venezolana. El presidente Chávez, además de generalizar una total corrupción
militar y civil, guiado por los Castro y para ganarse un liderazgo
internacional, les regaló a varios gobiernos perversos las riquezas y el
petróleo de su país. Y, como si eso fuera poco, por mandato cubano eligió como
sucesor suyo a Nicolás Maduro, un personaje mediocre que en menos de cinco años
le ha causado a Venezuela la peor tragedia de su historia, al haber generado la
emigración de más de cinco millones de venezolanos.
Lo
más seguro es que algunos gobiernos sigan el ejemplo del presidente Duque, que,
con muy poca oposición política y mucho éxito internacional, determinó legalizar la permanencia en Colombia
de casi dos millones de venezolanos. Maduro y su rosca de bandidos son tan
mediocres que ni siquiera se han dado cuenta que han llevado a su país a perder
la gente más capacitada de la nación y que sólo está quedando una
población de militares mediocres y colectivos criminales. Como es obvio, el
gobierno colombiano se reservará el derecho a devolver a su país a los
delincuentes, y a quedarse con la gente valiosa. Creo que Duque hizo un buen negocio, vale la pena analizar ese asunto.
Sin
lugar a dudas, con la determinación de Duque, Venezuela sufre una pérdida
enorme, pues se trata de una población migrante en su mayoría bien instruida, capacitada
con enormes gastos del país bolivariano, y, como si fuera poco, muy bien parecida;
en otras palabras, de mucha gente hermosa y bastante capacitada. Vale recordar
que el entonces presidente Uribe no aceptó hacer parte de los saqueadores de
las riquezas venezolanas, y que su pupilo, el presidente Duque, sí aceptó
recibir a la arruinada población migrante de ese país. La Historia nos dirá
quién o qué países obraron bien en este asunto.
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