jueves, 8 de julio de 2021

LA LEY DE TENER LOS HIJOS QUE DIOS QUIERA

 

En Canadá, el público está quemando las iglesias por el resentimiento que ha causado el descubrimiento de fosas con centenares de cuerpos de niños, hijos de nativos, asesinados en campos de concentración que para tal fin hizo y sostuvo la monarquía eclesiástica del Vaticano en ese país hasta el año 1990. Ahora los canadienses saben que, con el apoyo de dichas iglesias, fueron alrededor de 500.000 los niños hijos de nativos asesinados, violados o maltratados en dichos campos de concentración formalizados por la Iglesia, apoyada por el gobierno de dicho país.

Y, actualmente, la mafia del Vaticano está chantajeando al presidente Biden de Estados Unidos, con la amenaza de no darle la comunión. La Conferencia Episcopal de éste país, hace poco aprobó una serie de normas teológicas sobre la aplicación de la Eucaristía, motivada por la preocupación de los obispos por el persistente descenso de la asistencia de fieles a misa, y a la vez aprovechar esta coyuntura para modificar la forma en que estos entienden la comunión. Esto es porque el Centro Pew, en 2019, realizó un estudio y en este quedó revelado que en Estados Unidos sólo un tercio de los católicos cree que durante la misa la hostia y el vino consagrado realmente se convierten en "el cuerpo y la sangre de Cristo".

Como entidad, la monarquía eclesiástica siempre ha sido lo peor de la humanidad. Y, casi en su totalidad, dicha monarquía siempre ha estado integrada por poderosos oligarcas degenerados sexuales, criminales, ambiciosos insaciables de riquezas y de poderes políticos, quienes para lograr sus propósitos no han dudado en usar cualquier método, sin importarles lo criminal que sea, con tal de que les permita realizar sus objetivos perversos.

 Casi todo el mundo ha oído hablar de la madre Teresa de Calcuta, pero pocos saben que dicha monja, en realidad se llamaba Agnes Gonxha Bojaxhiu, e ignoran que no nació en Calcuta India, sino en un pueblo de Europa que ahora es la capital de Macedonia. Y, como fue monja casi toda su vida, nunca parió; o sea que ni era Madre, ni se llamaba Teresa, ni era de Calcuta. Además, casi toda la gente ignora que esa señora fue usada por el Vaticano, como herramienta para realizar obras oscuras; y casi nadie sabe que, en realidad, esta monja en nada ayudó a curar ni a aliviar a las personas pobres y moribundas que exhibía para que le dieran plata, sino que casi la mitad de la enorme cantidad de dinero que recibió de donaciones fue usada en cosas suntuosas y gastos personales de la monarquía eclesiástica. Y ahora se sabe que a nombre de la Iglesia consignó grandes sumas de dinero en el Banco del Vaticano y que lo demás lo usó para bienestar propio y en adoctrinamiento religioso a favor de la Santa Sede. Esta monja aseguraba que "Hay algo hermoso en ver a los pobres aceptar su suerte, sufren como la Pasión de Cristo. El mundo gana mucho de su sufrimiento", pero ella se hacía sus tratamientos médicos en modernas y costosas clínicas de Estados Unidos.

Esta monja era insaciable y le importaba un bledo el origen del dinero que recibía. Por citar sólo dos casos: Jean-Claude Duvalier, cruel dictador de Haití que es el país mas pobre de América, del patrimonio público le donó una beca por la cual ella recibió varios millones de dólares, y del estafador cristiano Charles Keatin, de una estafa con la que él dejó en la miseria a miles de personas en Estados Unido, ella recibió un millón de dólares. Para ella, las violaciones de niños por parte de los curas no eran delito; personalmente, presionó para que liberaran a su amigo pedófilo, el cura jesuita Donald Mc. Guire, quien así pudo recuperar por un tiempo la libertad pero que está preso y condenado a 25 años de cárcel por haber violado después a varios niños.

El problema de los jesuitas de la Santa Sede con el presidente de Estados Unidos se debe a que dicho jefe de Estado está de acuerdo con la legalización del aborto, un derecho que, a diferencia del apoyo eclesiástico a asesinatos, violaciones y cualquier clase de maltrato infantil como las ocurridas en Canadá, para el Vaticano es un pecado. Además, la Iglesia siempre ha estado en contra de los anticonceptivos, y su predicado es que “las mujeres deben tener los hijos que Dios quiera”, cosa que durante muchos siglos fue una ley eclesiástica que provocó la miseria y la ignorancia de la población humana, y a la vez le facilitó a la Iglesia someter a la esclavitud a gran parte de la población humana, y a sus monarcas cometer toda clase de abusos sexuales, incluido el asesinato de niños abusados.

A estas alturas, es increíble que los estadounidenses no entiendan que EE.UU. es un país laico y que, por lo tanto, el presidente debería abstenerse de realizar actos religiosos. O sea que Biden, como presidente de EE.UU., no debería ir a misa ni a ningún acto religioso. Y es totalmente cierto que no es necesario que un jefe de Estado practique alguna fe religiosa, para que pueda hacer bien las cosas, al contrario, la fe religiosa siempre ha sido un flagelo humano en los países con gobiernos religiosos.

Lo ideal sería que todos los países de América (y del mundo) siguieran el ejemplo de Inglaterra, y dejaran de reconocerle al Vaticano la jefatura del cristianismo. La realidad histórica es que la muy corrupta oligarquía romana, de obligado al cristianismo y sin razón, proclamó a Roma como Santa Sede, pero la monarquía eclesiástica romana siempre ha sido un cartel de criminales que no han respetado la fe cristiana ni mucho menos han manejado sus actos como es el ideario del verdadero cristianismo. Es obvio que el cristianismo saldría muy favorecido si se desprende de la jefatura de la monarquía eclesiástica, y también es obvio que el Estado Vaticano sería pato muerto si todos los países dejan de reconocer su autoridad religiosa.

Agradezco que, en forma respetuosa, hagan sus comentarios.  

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