El sistema electoral del congreso de
Colombia es tan corrupto que en la práctica es imposible que una persona
honesta pueda participar y ser elegido congresista.
La casi totalidad de aspirantes al congreso pagan a 100 mil pesos el
voto y 10 mil a cada persona por asistir a sus manifestaciones, pagos que
ninguna persona honesta puede pagar y que convierte dichas elecciones en una
contienda de bandidos en la que, con muy pocas excepciones, ganan y son
elegidos al senado o a la cámara los que más dinero tengan para gastar en la
compra de votos.
Aunque, según nuestras leyes, la compra de votos en Colombia es delito,
todo el mundo sabe que casi todos los congresistas son elegidos con votos
comprados, claro está, sin incluir personajes como Álvaro Uribe que siempre ha
contado con el respaldo de gran parte de la población colombiana y que por lo
tanto siempre ha sido honestamente elegido.
Y, con la complicidad gubernamental, la compra de votos es un problema
de corrupción de muchos países del mundo, lo cual es un flagelo que tiene en
ruinas a gran parte de la humanidad, que, por cierto, en su gran mayoría son
quienes venden los votos.
Por la corrupción que genera la compra de votos en Colombia, el país y
los colombianos perdemos muchos miles de millones de dólares. Y, si se aplicara
mi fórmula de EL VOTO MILLONARIO, creo que ese problema se solucionaría con menos
de 20 millones de dólares, pero es casi imposible que la guarida de congresistas
corruptos aprueben este modo de solución.
En teoría, la fórmula de EL VOTO MILLONARIO es fácil de aplicar y
podría ser usada en cualquier país que sufra de dicho flagelo. A continuación,
transcribo la explicación que ya hice de ese modelo en este blog, poco antes de
las elecciones pasadas:
EL
VOTO MILLONARIO
En mi país hace poco se realizaron las elecciones regionales, es decir,
de gobernadores, alcaldes, diputados y concejales, y, como ha venido ocurriendo
en todo el país desde que se establecieron dichas elecciones sectoriales, el
voto comprado fue el factor determinante de casi todos los candidatos que
resultaron elegidos. Aunque en todas las elecciones participan unos pocos
aspirantes honestos, siempre la inmensa mayoría de candidatos son personas
corruptas, que compran votos, y, al ser elegidos, se roban los recursos
públicos que manejan, por lo cual, para ellos, la compra de votos es un gran
negocio. Dicho negocio es ilegal, pero, desde hace mucho tiempo, los corruptos
acostumbraron a la mayoría de los electores a vender el voto y a muchos para
que voten hay que pagarles, o sea que si no hay pago muchos no votan.
Debido a la corrupción política, en la mayor parte del país, a la gente
honesta se le hace difícil encontrar por quien votar y la opción más usual es
el voto en blanco o depositar la papeleta sin marcar, pero eso es perder el
tiempo pues, aunque sean numerosos, con estos votos lo que se consigue es nada.
Pero este azote no es sólo de mi país; la elección por compra de votos es un
flagelo corrupto que arruina a las poblaciones de numerosas naciones, y para
combatirlo con eficacia tengo una propuesta, titulada EL VOTO MILLONARIO.
El Voto Millonario es la implantación de un sistema gubernamental
estimulante, que, al aplicarse, sin comprar votos y sin que el voto sea
obligatorio, se puede obtener casi el 100% de participación electoral. Y ese
logro surge por el interés de los electores en ganar un enorme premio en
dinero, en cuyo sorteo participan todos los que voten y la única manera de
ganar el premio es con el sufragio. El Estado o Patrón Electoral es el
patrocinador del premio, y el propósito es que toda la población habilitada
vote y elija a los mejores, es decir, a los más honestos en el manejo de
recursos públicos y capaces de realizar las obras benéficas que prometan. Y,
además de los ganadores del premio, con la aplicación de El Voto Millonario
tanto el Estado como su población obtienen un gran progreso porque la
administración pública queda en las mejores manos.
Al poner en marcha esta aplicación, la entidad gubernamental, para
fomentar la elección de líderes capaces y evitar la compra de votos deberá
hacer una gran campaña publicitaria orientada en tal sentido. Es un hecho que,
en muchos países, por no haber incentivos directos que le animen, gran parte de
la gente no vota; en este asunto conviene entender la idiosincrasia de los que
piensan que para ellos es igual gane quien gane en los comicios, y, por tener
la idea de que salir a votar es perder tiempo y dinero, no votan. Para eliminar
esa indecisión electoral hay que crear incentivos, y lo que más anima a la
gente es tener la oportunidad de enriquecerse, de un día para otro, sin tener
que trabajar.
Debe admitirse que lo más importante en las elecciones es que la gente
vote, y, para lograr ese objetivo, el sistema electoral debe crear algún
incentivo que sea efectivo para seducir a los electores a votar. En la
actualidad, la mayoría de la gente lo que más desea es obtener riqueza fácil y
la posibilidad de obtener un premio millonario sería lo que más animaría a la
gente indecisa a salir a votar. El premio debe ser en dinero en efectivo, y la
cantidad dependería de la población y riqueza de la nación; por ejemplo, en
Chile, Colombia y Perú, lo mínimo del premio sería el equivalente a 5 millones
de dólares, con un reparto de un primer premio de 60% de dicho monto (3.000.000
de dólares); un segundo premio de 25% (1.250.000 dólares); y un tercer premio
por el 15% restante (750.000 dólares).
En general, la opinión pública confía muy poco en los políticos; por
esa razón El Voto Millonario debe ser un formato de un sorteo millonario que
opere bajo control de una empresa seria, honesta y sin inclinación política. Y
con normas sencillas y eficientes se estimularía la participación electoral;
con tres premios, en vivo por tv, en el momento del sorteo se darán a conocer
los números de las cédulas ganadoras y los lugares donde votaron o debieron
votar los ganadores. Votar será lo único requerido para participar en el sorteo
y la única manera de ganar el premio es votando; si el portador de una cédula
ganadora no votó, pierde el premio, y, si no es rico, la oportunidad de volverse
millonario, un riesgo que muy pocos querrán afrontar y por lo cual casi todos
los que estén habilitados votarán.
De alguna manera, El Voto Millonario siempre repartirá los tres
premios. Si no votó el ganador del premio, el 60% del monto debe repartirse en
partes iguales entre las personas que atendieron la mesa donde debió votar el
elector y el 40% restante en partes iguales entre las demás personas que
atendieron las demás mesas de dicho lugar. Y si solo hubo una sola mesa en dicho
lugar, todo el premio debe repartirse entre las personas que atendieron dicha
mesa, con lo cual se les hará interesante la participación a estos eventos a
las personas que los atienden.
La aplicación de El Voto Millonario me parece conveniente. Por intermedio
de los canales de información voy tratar de hacerla conocer del gobierno
nacional, de los congresistas y del público en general; ellos son quienes
decidirán si se hace realidad esta idea.
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